Para cualquier amante de la música es imposible no recordar aquella interpretación en Woodstock 69' con la Grease Band.Como olvidar esos teclados celestiales (intepretados por Chris Stainton) que daban introducción al tema (y que escribían páginas en la historia) mientras Cocker bebía de un vaso de plástico, con su particular forma de pararse mirando al horizonte (pose que nos hace imaginarlo en el cuerpo de un guerrero británico de la antiguedad), esa mirada que trascendía a la granja de Max Yasgurs y a las barreras del tiempo para modificar para siempre la historia de la música y meterse de lleno en la historia de la humanidad.
Una versión astillante con un Cocker casi entrando en estado de trance cuando empieza a sonar la batería de Bruce Rowland para terminar quebrando su cintura y sacudiendo su pelo (producto de su aspecto desprolijo, digno de cavernícola) al sonar los acordes de la guitarra de Henry McCullough, para completar con el bajo de Alan Spenner y la guitarra rítmica de Neil Hubbard.
Una interpretación que nos lleva nuevamente a lo más alto del cielo con los coros de Henry McCullough y Alan Spenner (algunas personas pensaban que eran coros intepretados por mujeres hasta ver la pelicula), dos arcángeles que nos dan la bienvenida al paraíso de lo impensando en el mundo actual y un Cocker pegando un grito desgarrador diciendo (y pidiendo quizás) Amor (Love).
Una versión que nos hace relajar sin salir de ese estado para luego volver a subir con fuerza y terminar con la potencia digna de una versión de The Who.
Una voz con muchisimas cualidades que la posicionan entre las mejores voces de la historia del rock: envolvente, ronca, dulce por momentos y tan fuerte como para sorprender a mas de un rockero experimentado.
9 minutos para la historia, 9 minutos trascendentales de Joe Cocker para el futuro.
Joe Cocker en el festival de Woodstock 69'. Foto de Robert Altman sacada de: http://www.woodstock69.com/altman.htm
excelente....
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